Es una realidad que el rol docente debe cambiar cuando se ejerce en un
ambiente de enseñanza y aprendizaje mediado por tics. En estos contextos, el
docente, y refiriendo a Salinas (1998), deja su posición de fuente de
conocimientos para ser un facilitador de acceso al conocimiento, actuando como
guía de los estudiantes y como gestor de recursos y herramientas para orientar
el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Para asumir estos roles, es absolutamente necesario que el docente
cuente con la capacidad y el conocimiento para abordar los recursos técnicos y
didácticos que se presentan en los entornos TICs. Pero este cambio en el rol
que requiere esta realidad educativa representada en las tics, debe ser
acompañada por las instituciones educativas y por su comunidad, y ampliando el
concepto por la sociedad en general.
Para asumir estos cambios es necesario repensar y reformular la
formación profesional docente y los trayectos de formación docente continua a
fin de poder dar respuesta a la demanda que significa el rol de docente guía y
mediador en entonos virtuales de enseñanza y aprendizaje, implicando de manera
más profunda, un cambio en la cultura escolar.
Pero no solamente este cambio se ve representado en el docente, es
imprescindible que como docente se repiense el perfil del alumno que aborda un
proceso de enseñanza y aprendizaje en un entorno TIC. Es innegable que el
cambio se produce en el sujeto tanto como en el contexto educativo, suponiendo
esto un cambio en las representaciones de los actores en el proceso y por
supuesto también de las teorías, estrategias, contenidos, materiales y
prácticas de evaluación que se ponen a disposición del nuevo espacio de
encuentro de los actores del entorno educativo mediado por tics. Resumiendo, y
siguiendo a Salinas, (2004), se deben producir cambios en el rol del profesor,
cambios en el rol del estudiante, cambios metodológicos e institucionales
tendientes a centrar el proceso en el alumno.
En este contexto el profesor asume un rol de facilitador de acceso a
recursos, contenidos y procesos necesarios para la construcción de nuevos
conocimientos, interviniendo de manera más puntual cuando los recursos puestos
a disposición en el entorno no alcanzan para propiciar el autoaprendizaje o el
aprendizaje socialmente construido. Esta intervención no significa reasumir el
rol de poseedor de conocimientos, sino el de mediador ante los recursos
propuestos y el abordaje propicio de los mismos por parte de los alumnos.
Es necesario que tanto alumnos, y sobre todo, docentes se especialicen
en competencias relacionadas al uso, selección y organización de la
información, atendiendo a entornos educativos que ya no sólo comprenden la
presencialidad, sino también modelos virtuales y modelos compartidos (B –
Learning) y que requieren de una nueva flexibilidad para abordar de manera
autónoma o entre pares los materiales o los procesos involucrados en estas
nuevas formas de enseñar y aprender para no terminar tratando de utilizar
metodologías tradicionales en estos nuevo entornos.
Las TICs implican, no solamente, una nueva manera de abordar los
procesos de enseñanza y aprendizaje, sino que también se transforman en
conocimiento al tomar conocimiento del uso de las diversas herramientas. Como
afirma Litwin (1997) la forma es contenido, por lo tanto al interactuar en
estos entornos virtuales, tanto alumnos como docentes, no solo cumplen con lo
que se requiere para un determinado curso de cada uno de ello, también adquieren
y se forman en competencias digitales. En el trayecto, se reconstruirán y
reorganizarán ideas pedagógicas, rutinas, prácticas y didácticas en función del
cambio tecnológico y sociológico que implica el ingreso de las TICs como un
entorno de enseñanza y aprendizaje.
La organización pedagógica de la clase debe cambiar en función del
alumno, y es el docente quien debe programar el acceso a los contenidos de
manera tal de llevar un nivel de desarrollo creciente y siempre atendiendo a
las necesidades de la comunidad educativa o grupo conformado, creando los
rompimientos sobre las estructuras cognitivas ya formadas para mantener el interés
y la necesidad de nuevos conocimientos en ambientes que no son “normales” o “naturales”
para la enseñanza y el aprendizaje de acuerdo a las concepciones afirmadas en
la construcción social del imaginario. En este punto es necesario reforzar la
idea del docente generador de contenidos y de actividades que se ajusten a los
entornos en los que se están trabajando, fomentar las búsquedas y consultas, la
interacción con otros, la colaboración en la resolución de problemas y usar
elementos TICs tradicionales solo como apoyo al desarrollo de la actividad de
enseñanza y aprendizaje en un entorno virtual. Esto significa que las película,
power points, o montaje de video, deben salir del foco como objetivo de la
actividad de enseñanza y pasar ese foco al proceso que lleva a conseguir este
tipo de resultado y a las interacciones necesarias para ello, siendo en este
punto la función de guía del docente más que indispensable.
Para finalizar, debo afirmar que, este cambio que implican las tics en
la acción docente, no debe tomarse como que la guía en estos procesos no
requiere de los conocimientos que se tienen en los procesos de enseñanza y
aprendizaje tradicional, al contrario, implican que además de esos saberes se
necesitan las que hoy conocemos como competencias digitales, ergo, haber zanjado
la brecha digital y estar en condiciones de ayudar a nuestros alumnos a
disminuir la brecha cognitiva.